Susana Gamboa de Vitelleschi (2019), plantea que hoy en día las neurociencias evidencian claramente que la primera infancia es una de las etapas más decisivas en la vida de los seres humanos, ya que en ella se sientan las bases de las capacidades cognitivas, sociales y afectivas centrales para vivir en sociedad, aun cuando el cerebro sigue aprendiendo durante toda la vida.
Además, plantea que desde las neurociencias debemos tener en cuenta que:
- El cerebro cambia y es único, la plasticidad cerebral permite que el cerebro se adapte y su mayor eficiencia la consigue en los primeros años de vida.
- Las emociones son importantes para la vida, mantienen la curiosidad, nos permiten comunicarnos y son imprescindibles en los procesos de razonamiento y toma de decisiones.
- La atención es alimentada por la novedad, el aprendizaje debe ser agradable y positivo.
- El juego nos abre las puertas al mundo: mejora la autoestima, desarrolla la creatividad, aporta bienestar, facilita la socialización, estimula la curiosidad e incentiva el aprendizaje.
Jugar es una acción propia del ser humano que constituye una fuente natural de aprendizaje, considerada actualmente como uno de los pilares fundamentales para el desarrollo ya que contribuye de forma relevante al desarrollo físico, cognitivo, afectivo, social y moral de niños. Es una actividad lúdica, recreativa y placentera que se practica a cualquier edad (Gallardo y Gallardo, 2018) y tiene la peculiaridad de ser una actividad espontánea, autodirigida y de orden social que contribuye a crear y fortalecer lazos de amistad y valores y en la que los niños desarrollan, aprenden y asimilan nuevos conceptos, habilidades, destrezas y experiencias
Los beneficios del juego son, entre muchos otros son (Gallardo y Gallardo, 2018; Gómez, 2016):
- Incide positivamente en el desarrollo de la psicomotricidad.
- Desarrolla la imaginación y la creatividad.
- Incrementa la atención y la memoria.
- Favorece el lenguaje, la comunicación y la socialización.
- Permite un espacio en que niños y niñas pueden expresar sus criterios, intercambiar ideas e información, tomar de decisiones, escuchar alternativas y formular nuevas propuestas y soluciones.
- Fomenta la exploración del mundo que les rodea, obteniendo información acerca de él, comprendiéndolo y relacionándose con él.
- Ayuda al descubrimiento de sí mismo.
- Promueve la interacción con los demás.
- Facilita la cooperación en actividades conjuntas entre iguales.
- Fomenta el desenvolvimiento de los sentimientos sociales.
- Despierta la curiosidad y estimula la alegría, el autoconcepto, la autoestima y el crecimiento personal y permite afirmar la personalidad.
- Permite exteriorizar sentimientos, emociones, vivencias y pensamientos.
- Facilita el ensayo de roles que ejercen los adultos en la sociedad y la representación de situaciones reales o imaginarias de la vida cotidiana.
- Fomenta el aprendizaje el fortalecimiento de valores importantes como la tolerancia, respeto, cooperación, participación, armonía e integración, así como de normas, roles y conductas.
Rafa Guerrero (2020), señala que el ser humano es un ser social que necesita de la relación y la vinculación con los demás, en este sentido el juego es fundamental para desarrollar y cubrir nuestras necesidades sociales, más allá de que el juego sea solitario, con sus pares y/o con sus padres o cuidadores.
Álvaro Bilbao en su libro El cerebro del niño explicado a los padres, plantea que “Cuando jugamos con un niño se entra en modo aprendizaje; todos sus sentidos se centran en la actividad, es capaz de permanecer concentrado, de fijarse en tus gestos, en tus palabras y de recordarlas mucho más que cuando le instruimos o le ordenamos. Cuando jugamos con el niño entramos en contacto emocional; el propio juego despierta sus emociones, pero también el contacto físico con su papá o mamá, que lo sostienen, abrazan, sonríen o mordisquean como parte del juego. Si quieres adentrarte en el mundo de tu hijo y trabajar desde su perspectiva, te recomiendo que te sientes o te tumbes en el suelo y te pongas a su nivel” (2018, 38).
En Periplo Educativo queremos invitarte vivir una experiencia lúdica y a través de ella promover el desarrollo de tus hijos e hijas y el vínculo familiar, a través de un juego sencillo y a la vez entretenido, que te permitirá (re)conocer a tus hijos/as, saber cómo ellos/as te perciben en tu rol de padre/madre y promover el diálogo familiar.
El juego se llama ¿Cuánto nos conocemos? y tiene como condición que haya dos tipos de competidores: niños versus adultos. Puede realizarse en equipos o con jugadores individuales, asegurando siempre la condición ya mencionada. Los jugadores o los equipos deben alternarse para elegir las preguntas. Además, si se juega en equipos, cada miembro debe turnarse para elegir una pregunta y así asegurar la participación de todos. Si bien las reglas del juego establecen que hay un ganador, el mayor ganador es el vínculo familiar.
Referencias
- Bilbao, A. (2018). El cerebro del niño explicado a los padres. Plataforma Editorial.
- Gallardo, J. & Gallardo P. (2018). Teorías sobre el juego y su importancia como recurso educativo para el desarrollo integral infantil. Revista Educativa Hekademos, 24, 41-51.
- Gamboa, S. (2019). Jugando desde neurociencias: pequeños. Bonun.
- Gómez, N. (2016). La importancia del juego como función social a través del desarrollo del ser humano. Revista Ciencia y Actividad Física, 3, 2, 30 – 40.
- Rosas, R., Urzúa, D., Armijo, C., Ramírez, M. & Ceric, F. (2021). Juegos para Desarrollar las funciones ejecutivas. PUC.
Pincha aquí para acceder al juego