Periplo Educativo

Aprender a través del juego: ¿Cuánto nos conocemos?

Susana Gamboa de Vitelleschi (2019), plantea que hoy en día las neurociencias evidencian claramente que la primera infancia es una de las etapas más decisivas en la vida de los seres humanos, ya que en ella se sientan las bases de las capacidades cognitivas, sociales y afectivas centrales para vivir en sociedad, aun cuando el cerebro sigue aprendiendo durante toda la vida.

Además, plantea que desde las neurociencias debemos tener en cuenta que:

Jugar es una acción propia del ser humano que constituye una fuente natural de aprendizaje, considerada actualmente como uno de los pilares fundamentales para el desarrollo ya que contribuye de forma relevante al desarrollo físico, cognitivo, afectivo, social y moral de niños. Es una actividad lúdica, recreativa y placentera que se practica a cualquier edad (Gallardo y Gallardo, 2018) y tiene la peculiaridad de ser una actividad espontánea, autodirigida y de orden social que contribuye a crear y fortalecer lazos de amistad y valores y en la que los niños desarrollan, aprenden y asimilan nuevos conceptos, habilidades, destrezas y experiencias

Los beneficios del juego son, entre muchos otros son (Gallardo y Gallardo, 2018; Gómez, 2016):

Rafa Guerrero (2020), señala que el ser humano es un ser social que necesita de la relación y la vinculación con los demás, en este sentido el juego es fundamental para desarrollar y cubrir nuestras necesidades sociales, más allá de que el juego sea solitario, con sus pares y/o con sus padres o cuidadores.

Álvaro Bilbao en su libro El cerebro del niño explicado a los padres, plantea que “Cuando jugamos con un niño se entra en modo aprendizaje; todos sus sentidos se centran en la actividad, es capaz de permanecer concentrado, de fijarse en tus gestos, en tus palabras y de recordarlas mucho más que cuando le instruimos o le ordenamos. Cuando jugamos con el niño entramos en contacto emocional; el propio juego despierta sus emociones, pero también el contacto físico con su papá o mamá, que lo sostienen, abrazan, sonríen o mordisquean como parte del juego. Si quieres adentrarte en el mundo de tu hijo y trabajar desde su perspectiva, te recomiendo que te sientes o te tumbes en el suelo y te pongas a su nivel” (2018, 38).  

En Periplo Educativo queremos invitarte vivir una experiencia lúdica y a través de ella promover el desarrollo de tus hijos e hijas y el vínculo familiar, a través de un juego sencillo y a la vez entretenido, que te permitirá (re)conocer a tus hijos/as, saber cómo ellos/as te perciben en tu rol de padre/madre y promover el diálogo familiar.

El juego se llama ¿Cuánto nos conocemos? y tiene como condición que haya dos tipos de competidores: niños versus adultos. Puede realizarse en equipos o con jugadores individuales, asegurando siempre la condición ya mencionada. Los jugadores o los equipos deben alternarse para elegir las preguntas. Además, si se juega en equipos, cada miembro debe turnarse para elegir una pregunta y así asegurar la participación de todos. Si bien las reglas del juego establecen que hay un ganador, el mayor ganador es el vínculo familiar.

Referencias

Pincha aquí para acceder al juego

Equipo Periplo Educativo
Ps. Lucía Donoso Villarroel
Ps. Patricia Mozó Cabrera
Psicólogas Universidad de Concepción

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